Fotos: Germán Saez

Elvis Costello en Vivo

Elvis Costello en Vivo

Elvis Costello 29/10 Lista de Temas

Uncomplicated
(The Angels Wanna Wear My) Red Shoes
Accidents Will Happen
Clown Strike
Less Than Zero
Radio Radio
(I Don't Want To Go To) Chelsea
Shipbuilding
Episode Of Blonde
Watching The Detectives
Alison/Suspicious Minds
Mystery Dance
Monkey To Man
Bedlam
Pump It Up

She
Oliver's Army
(What's So Funny 'Bout) Peace, Love And Understanding?
I Can't Stand Up For Falling Down
High Fidelity
You Really Got A Hold On Me

Elvis Costello 29/10

Show Elvis Costello - Fotos propias

Show Elvis Costello - Fotos propias

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Show Elvis Costello - Fotos propias

Show Elvis Costello - Fotos propias

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Mientras miro las nuevas olas (Revista Rolling Stone Argentina)

Así como Elvis Costello brindó un show memorable en el escenario principal
Más preparados para sufrir de las inclemencias de un mini invierno en plena primavera porteña, casi 15 mil personas se dieron cita en Club Ciudad de Buenos Aires para la segunda fecha del Bue Mix Edition, una cifra superior a la de la primera jornada. Y, ante una oferta disímil (y para todos los gustos), es muy probable que pocos se hayan ido defraudados.

Acto central de la noche: Elvis Costello & The Imposters. El británico no defraudó. Traje gris, camisa rosa, corbata verde, gorro de lana y gafas negras para un Elvis que salió a matar de entrada, pese a que el sonido (en los tres primeros temas) fue demasiado bajo. Con dos de los Attractions originales (el excepcional Steve Nieve en teclados y Pete Thomas en batería), Costello deplegó una seguidilla de hits viejos, pero de esos que no tienen fecha de vencimiento: "Accidents Will Happen", "Watching The Detectives", "I Don’t Want To Go To Chelsea", "Pump It Up", y la lista continua. Cuando le llegó el turno a "Shipbuilding", se sacó la guitarra del cuello y con pose de corner canchero y sentido demostró que esa es la mejor canción escrita sobre la Guerra de Malvinas, y le arrancó sentidas lágrimas a varios. Y con "Allison", se dio el gustó de homenajear a quien le inspiró su nombre (de pila) artístico, terminando con un fragmento de "Suspicious Minds".

A la hora de los bises, Costello se mandó una de las suyas. Interpretó "She" (el cover de Charles Aznavour incluido en el soundtrack del film Notting Hill ), y todos pensamos que sería el final. Pero no: arrancó a tocar como si nada, con uno de sus plomos haciéndole señas de forma desesperada para que corte. Menos mal que no lo hizo: de contrario, nos hubiésemos privado de ver ese himno new wave llamado "What’s so Funny About Peace, Love & Understanding?".
El tema final fue un cover de "You Really Have To Hold On Me" de Smokey Robinson, con Costello arengando a la gente a que cante (para que él se pudiese quedar más tiempo del pautado en escena), la gente chocha porque Costello no se iba, el plomo de Elvis con los síntomas previos a un infarto debido a las actitudes de su jefe, y los asistentes de Morcheeba a pura queja.
Elvis se retiró, prometió volver a Argentina, y un ejército de roadies de Morcheeba subió a desarmar todo rápido, no sea cosa que al hombre se le ocurriera retornar… Inolvidable por donde se lo mire.

Por primera vez en Buenos Aires: Elvis Costello

LO HIZO EN EL FESTIVAL BUE, QUE CONTO CON LA ADHESION DE UN PUBLICO DE TODAS LAS EDADES
Diario La Prensa

El ansiado debut de Elvis Costello

Secundado por The Imposters, el cantautor inglés se destacó por la calidad de un mensaje artístico admirado durante décadas. Una propuesta exitosa que Daniel Grinbank organizó con eficiencia.
El cantante y compositor británico Elvis Costello concretó, en el marco del Festival BUE, su primera presentación en la Argentina, y en casi una hora y media logró imponerse pese al frío y a un sonido pequeño, con una impactante selección de una obra creada en treinta años de carrera.
Con su notable calidad interpretativa y la elegancia que lo define, Costello sobresalió en la segunda y última jornada de la variada programación del festival, en el que abundaron las propuestas electrónicas y que anoche reunió a más de diez mil personas en el Club Ciudad de Buenos Aires. Secundado por la solidez de The Imposters y en un formato clásico rockero (bajo, guitarra eléctrica, teclado y batería), Costello tuvo que lidiar desde un principio con un sonido amenazante que no estuvo a la altura de las circunstancias, y un público heterogéneo y disperso al que logró ponerse en el bolsillo promediando el recital en que llegó a regalar seis bises.
Con gorro de lana, anteojos negros y camisa rosa, el inglés salió silenciosamente a escena para ofrecer un show impecable en el que hizo eje en su repertorio contundente más cercano al rock y al pop, y revivió baladas como la simple y memorable "Allison".
Fue así como desde su dulce y afinada voz y su peculiar sonido de guitarra recorrió casi sin respiro parte de su influyente trayectoria, incluida la bella versión de "She", tema de Charles Aznavour que sonó en la película "Un lugar llamado Notting Hill", con el que hechizó hasta a los más jóvenes. La simpleza en una composición alejada de las fórmulas y la energía de una banda cuyos integrantes superan los cincuenta años, hicieron que el debut de este clásico del rock lograra imponerse y trascender todas las barreras.

Diario Clarin

Elvis Costello en Buenos Aires
A los 51 años, Costello exhibió, junto a los Imposters (entre los que se cuenta su socio de siempre Steve Nieve), una energía imparable, enganchando tema tras tema sin descanso, y dejando de lado su costado crooner o sus aproximaciones al jazz para escoger canciones de sus primeros discos, en una época en el que los artistas ingleses de los 70 y 80 (Gang of Four, Wire, Depeche Mode, Echo & the Bunnymen, etc.) han salido a revalidar sus laureles, y su sonido original, ante tanto grupo nuevo que los "homenajea".
De gorro negro, anteojos oscuros, camisa rosa, corbata verde y saco negro, Costello se despachó con clásicos que compuso, en su mayoría, antes de cumplir los 25, y que no han perdido su frescura y originalidad, temas irrompibles como (Angels Gonna Wear My) Red Shoes, Accidents Will Happen, (I Don't Want to Go to) Chelsea o Watching the Detectives, junto a baladas como Alison o Shipbuilding (sobre la Guerra de Malvinas), capaces de causar escalofríos, aún ante un público que no estaba demasiado familiarizado con su discografía.

Costello habló solo una vez para presentar el tema de Malvinas, para luego seguir, raudo, con temas de su más reciente disco, The Delivery Man, y cerrar con el impecable combo I Can't Stand Up y High Fidelity.El show sólo detuvo por un segundo su energía al comienzo de los bises para hacer el solicitado She (el tema de Charles Aznavour de la película Notting Hill) para luego retomar con otro excelente himno antibélico como es Oliver' Army, y cerrar —con un larga y fiestera versión de un clásico de Smokey Robinson—un show que quedará para el recuerdo.

Menos de un mes atrás, Costello presentaba en Dinamarca su primera ópera, mientras compone temas de jazz para su mujer Diana Krall y apuesta al crooner sentimental en algunos de sus álbumes.
Pero más allá de cómo cada fan se lleve con los "otros Costellos", este sábado el tipo sonó como si jamás hubiera abandonado su gusto por las canciones, la ironía y la actitud que lo hicieron famoso más de 25 años atrás.

Diario La Nacion

Sobre el final del impresionante show que Elvis Costello dio anteayer en el Festival Bue, cuando todo el público ya había quedado seducido por su intensidad y la variedad musical de la banda, el músico inglés debe haber sentido que, ahora sí, Buenos Aires se había convertido en un puerto al cual volver. Y frente a todos, prometió hacerlo.
Ya lo había dicho unas horas antes, en una entrevista para LA NACION, cuando comentó que aunque ya había visitado el país anteriormente, nunca había venido a presentar su obra ("no me habían invitado nunca", dirá por toda aclaración) y que el hecho de poder hacerlo y el buen recibimiento que había sentido, lo habían ligado irremediablemente a la ciudad.
Parte de ese recibimiento del que habla tuvo que ver con la "generosa invitación", según dijo, de Fito Páez. Invitación no a tocar, sino a comer, en la casa del rosarino, el viernes por la noche.
"Fue muy amable, porque es algo que se aprecia mucho estando de gira. Es que uno pasa mucho tiempo lejos de su hogar y que alguien te invite a su casa y puedas charlar con amigos resulta tanto mejor que ir a un restaurante, que fue muy generoso de su parte tenerlo en cuenta. Ya nos conocíamos, porque venimos tratando desde hace tiempo de hacer algo juntos; además Pete [Thomas, baterista de The Imposters] tocó en alguno de los discos de Fito. Ahora que nos hemos conocido mejor; estoy seguro de que haremos algo. No hablamos específicamente de ello, sólo de que sí debemos hacerlo, y nos dedicamos a disfrutar la noche, a escuchar música y a hablar".
Será quizás otra ocasión para que Costello muestre su capacidad de transformación, su curiosidad musical y su reticencia a ser encasillado en los corsés de las categorías musicales. Una actitud cambiante que llevó a este hombre que aprendió los nombres de los músicos de jazz casi antes de saber hablar (“la primera canción que recuerdo que me gustó fue «Under My Skin», confiesa este hombre ahora casado con la pianista y cantante de jazz Diana Krall) desde las canciones urgentes de sus primeros discos hasta trabajar con Bacharach o con la soprano Von Otter, y que habrá inquietado más de una vez a los directivos de los sellos que editan sus trabajos. “Mi relación con el negocio musical siempre fue inusual, nunca hice lo que ellos esperaban de mí”, dice tajante. Tampoco acepta, ya se sabe, el rótulo de “inicio punk” que se le adjudicó cuando salió su primer disco, en 1977. “No tenía ni idea de la escena musical de entonces –aclara– porque vivía en los suburbios y trabajaba en una oficina. Escribía canciones y por casualidad llegué a una compañía discográfica que buscaba gente diferente. Así grabé mi primer disco.”
Tuvo suerte. No lo dice, pero lo insinúa cuando comenta que raramente descubre hoy cosas nuevas que le interesen (y que lo aparten, como dirá en otro momento, de escuchar viejo rock and roll, jazz o a Monteverdi). “El negocio de la música está muy controlado y eso condiciona la posibilidad de expresarse de los artistas; los atemorizan, les quitan la confianza para seguir su propio camino, les dicen que si no hacen cosas que agraden no tendrán trabajo.”
Tan amplio es el espectro de sus intereses que, casi en simultáneo con su último CD, “The Delivery Man”, salió también “Il Sogno”, con la música que escribió para ballet. Entre las canciones, y la música instrumental, Costello fue y vino. “Son maneras de trabajar distintas, porque en «Il Sogno» estás ayudando a realizar la visión del coreógrafo. Es una obra basada en Shakespeare, así que había dos autoridades delante de mi propio deseo. Lo disfruté mucho.”
Le señalamos que otro disco, “The Juliet Letters”, que grabó con el Brodsky Quartet, también tiene relación con Shakespeare. “Sí, pero en esta última es leve la conexión, porque no está basado en una obra, sino en la idea romántica de escribir cartas a Julieta, esa tradición de la gente de mandar cartas a Verona. Es coincidencia.”
Costello se queda pensando un segundo. Quizás en su propia palabra, “coincidencia”, repetida con acento interrogativo por esta cronista. “En realidad, hay un tercer proyecto relacionado con Shakespeare –dice, sonriendo, agudo–. John Harle, el saxofonista que tocó en «Il Sogno», hizo la música de «Noche de reyes» y yo canté allí, así que son tres Shakespeare en mi vida.”
Y no se agota allí su contacto con la literatura. Ahora, cuenta, está trabajando en una ópera sobre la vida de Hans Christian Andersen, el escritor danés de cuentos de hadas. “La historia es sobre Andersen, la soprano sueca Jenny Lind, que fue una de las cantantes más famosas de mediados del siglo XIX, y P. T. Barnum, famoso showman y empresario americano, el hombre que creó el entretenimiento moderno y que llevó a Lind a los Estados Unidos, en 1850, cuando ya era muy famosa. Anderson estaba enamorado de Jenny Lind, aunque nunca tuvo éxito. El veía en ella el ideal artístico y romántico, mientras que para Barnum representaba una manera de ganar más dinero –dice, y ríe, y muestra esa separación entre sus dientes delanteros que le dan a su manera de cantar algo tan peculiar –. Estará lista para marzo de 2007.”

Diario Ámbito Financiero

Pese al contexto, se lució el estupendo Elvis Costello
Fue difícil escuchar bien al estupendo Elvis Costello en su debut en el país (el mega-ruido de la mega-feria BUE provocó desagradables mezclas de sonidos), pero finalmente su sólido concierto logró imponerse.

El Festival BUE fue un marco algo extraño para el esperado debut argentino de Elvis Costello, y muchos de los que fueron a ver y oír a otras bandas ni siquiera lo conocían.

Escuchar a Elvis Costello permite descubrir en qué lugar fueron a nutrirse muchos artistas argentinos de rock y de pop. Charly García, Fito Páez y Andrés Calamaro, entre muchos otros, han sido fuertemente influenciados por este músico inglés que no se ha conformado con ser, solamente, un artista de rock. Costello hace eje en la canción. Y a partir de allí, todo es posible.
Colaborador en los discos de su esposa, la cantante de jazz Diana Krall se acerca con comodidad a las armonías y a la improvisación de la música negra norteamericana. Pero también ha experimentado con las armonías contemporáneas de la música clásica, con el punk, el pop, el blues, el country, géneros latinoamericanos como la salsa o la bossa nova; y hasta se ha permitido revisitar una balada como «She» de Charles Aznavour.

Su último disco de canciones es «The Delivery Man», que salió casi en simultáneo con «Il Sogno», un trabajo integral que sirvió como música para ballet. Sin embargo, en este debut argentino, prefirió hacer un recorrido por distintos momentos de su historia, y de su nuevo CD sólo eligió unos pocos temas («Needle Time», «Bedlam», «Monkey to Man»).
Pero en su caso, poco importa la lista de temas, que va cambiando ampliamente a lo largo de su gira. Porque los temas viejos y los nuevos se complementan, se entremezclan, se combinan, sin que ninguno note las diferencias de épocas. Así, como a lo largo de su historia, pasó del rock más furioso a la balada más dulce, o de la marcación inglesa a la latina; y en la noche de Buenos Aires hasta dejó a su pianista Steve Nieve apuntar un solo con «Insensatez» de Tom Jobim.
Esta primera y única actuación de Costello en Argentina se dio en un marco extraño para su música. El festival BUE es una megaferia sonora en la que esta vez convivieron cinco escenarios y muchos espacios de entretenimiento gastronómico.
Público tranquilo y de buen poder adquisitivo, ideal para productores, no fueron pocos los que ni siquiera sabían quién era este gran músico que tenían muy cerca y lo ignoraron por otras ofertas.

Diario La Capital

Elvis Costello ratificó su talento y su vigencia en el Festival Bue
Con su notable calidad interpretativa y la elegancia que lo define, Costello sobresalió en la segunda y última jornada de la variada programación del festival, en el que abundaron las propuestas electrónicas y que el sábado reunió a más de 10 mil personas en el Club Ciudad de Buenos Aires.

Secundado por la solidez de The Imposters y en un formato clásico rockero (bajo, guitarra eléctrica, teclado y batería), Costello tuvo que lidiar desde un principio con un sonido amenazante que no estuvo a la altura de las circunstancias, y un público heterogéneo y disperso, que logró ponerse en el bolsillo promediando el recital en el que llegó a regalar seis bises.

Con gorro de lana, anteojos negros y camisa rosa, el inglés salió silenciosamente a escena pasadas las 22, para ofrecer un show impecable en el que hizo eje en su repertorio contundente más cercano al rock y al pop y revivió baladas como la simple y memorable "Allison".

Fue así como desde su dulce y afinada voz y su peculiar sonido de guitarra recorrió casi sin respiro parte de su influyente trayectoria, incluida la bella versión de "She", tema de Charles Aznavour que sonó en la película "Un lugar llamado Notting Hill", con el que hechizó hasta a los más jóvenes.

La simpleza en una composición alejada de las fórmulas y la energía de una banda cuyos integrantes superan los 50 años, hicieron que el debut de este clásico del rock lograra imponerse y trascender todas las barreras.

Diario Clarín (Desde Brasil por José Bellas)

Ahí está Elvis. Integro de negro, con una camisa de estampados country. Las entradas ya se quedaron a vivir en su cabellera. Y los lentes, negros ahumados.
Caminando por el piso 23 de un hotel con vista al Pan de Azúcar, sobre Copacabana, el hombre con fama de espantar periodistas y sumar ataques de ira pide un té y sonríe. No se sabe si por simpatía o porque acaso le resuena su propia frase acerca de los periodistas de música: "Escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura".

En una carrera pública de casi 30 años, Elvis Costello creó un personaje que llegó a ser conocido como "el Woody Allen del rock". Esa idea del nerd que triunfa a fuerza de talento y a pesar de su imagen (su pasado inmediatamente anterior al de la música lo sitúa como ex programador de computadoras), fue trabajada de una manera cuidadosa. "La gente no compra mis discos por mi aspecto", lanzaba desafiante hacia fines de los 70.
A cambio, Costello se mostraba prolífico en su accionar, aceitado en su forma de tocar y cínico en su visión del mundo de las relaciones humanas. Aquí puede rastrearse su influencia en momentos de las carreras de Calamaro y Páez. En los últimos años, Costello se acercó sucesivamente al mundo de la música clásica y el jazz. Antes, llegó a hacer un álbum de música country, colaboró codo a codo con Paul McCartney en Flowers in the Dirt (1989), hizo dos magníficos CDs. junto a Burt Bacharach y tuvo un éxito impensado con She, un cover de Charles Aznavour incluido en la película Un lugar llamado Notting Hill.

"Sé que tanto aquí como en Argentina me conocen más por ese tema que por otros. No es muy característica de mi repertorio, pero supongo que la gente espera que la toque", dice estrangulando un saco de té. Esa misma noche (ver recuadro), le daría el gusto al público carioca.
Teniendo un repertorio tan grande... ¿cómo hacés para elegir los temas de un show?
¡No tengo idea! Rara vez damos el mismo show dos veces. Esta es la primera vez que tocamos en Sudamérica con mi banda (The Imposters). Antes, estuve en un festival de Free Jazz aquí en Rio. Toqué cuatro temas con la Mingus Jazz Band.

Después de tantos años de llevarlo...¿estás conforme con tu nombre artístico?
No pienso mucho en él. Muy poca gente me llama Elvis. La mayoría me llama por mis iniciales, EC. Siempre me han llamado por mis iniciales, incluso desde chico. Mi nombre de pila es Declan y mi segundo nombre es el de mi abuelo, Patrick. Como es muy común entre la gente de origen irlandés, mi padre me llamaba por mis iniciales, DP. En el mundo del espectáculo, uno se pone disfraces. El mío es Elvis Costello.

Prácticamente no hay género que no hayas abordado. ¿Cómo es el proceso por el cual elegís qué tipo de álbum vas a terminar haciendo?
En general compongo las canciones en la intimidad y espero la oportunidad de darlas a conocer. No decidí componer música instrumental para una compañía de ballet hasta que ésta vino y me lo pidió. Y se dio que este álbum (Il Sogno), salió a la venta al mismo tiempo que mi último disco de canciones, The Delivery Man. Alguna gente será lo suficientemente curiosa, como yo, para apreciar ambas obras. Otros pensarán que ya no soy tan "rock". Como sea, el rock ya no es mi único hogar.

¿Alguna vez pensaste en componer un disco con tu esposa, Diana Krall?
De hecho, compuse seis canciones para su último disco. Fui una especie de editor de sus letras. Fue a causa de una serie de problemas que ella tenía en ese momento: decía que no podía expresar lo que sentía. Había pasado por algunos cambios en su vida, algunos de ellos muy tristes, y sentía que no podía volver a cantar cierto tipo de canciones. Así que me puse a escribir yo. Me sentí contento de ayudarla y estoy seguro de que volveremos a trabajar juntos. Ahora está por editar un disco de Navidad que es maravilloso. Todo lo contrario al anterior: muy alegre, con una gran banda. Lo que no sé es si haríamos un CD donde aparecieran las caras de los dos. No es necesario: que cantemos en casa no significa que tengamo que hacerlo en público.

Eso me recuerda que alguna vez le echaste la culpa al disco Plastic Ono Band (John Lennon) de iniciar la era del rock introspectivo...
Aquella es una gran obra, pero puso de moda que todo el mundo quisiera escuchar a muchos autores diciendo de qué lado de la cama dormían. Todos empezaron a ventilar su intimidad como única forma de catarsis y, lo que es peor, de componer una canción.

Tenés una camisa que recuerda a las que usaba Johnny Cash. No creo que sea casualidad: alguna vez hiciste un disco de música country ("Almost Blue"). Y, de hecho, Johnny Cash grabó dos canciones tuyas...
Escribí una canción para él, pero nunca llegó a grabarla. Creo que no le gustó: de todas formas, grabó otras dos canciones mías antes de morir y eso es una de las cosas más maravillosas que me sucedió . Es uno de los más grandes artistas de la historia... ¿qué más puedo decir? Mi amigo y productor Nick Lowe estaba casado con una de las hijas de June Carter (N de R: esposa de Cash), así que pudimos visitarlo una vez y comprobar toda su hospitalidad, como si fuéramos de la familia.

Hace 20 años tocaste en Live Aid, pero este año no estuviste en el Live 8.
No.

¿Cuál es tu visión de esos festivales a beneficio?
Es una pregunta muy complicada. Live Aid fue, en su momento, parte de la convicción de Bob Geldorf de transmitir la urgencia de la hambruna existente en Africa. Veinte años más tarde tenemos el Live 8, con una idea más grande. Ya no estamos hablando de una hambruna, sino de un cambio en la forma en que los países desarrollados (para mí no tan desarrollados) llevan a cabo su política exterior en favor de los países pobres. Y hay que vérselas con el cinismo de los dirigentes de esos países poderosos que quieren imponer condiciones a su ayuda referidas a la moral, a la política y al uso de los recursos de esa región. Aunque muchos crean lo contrario, admiro a gente como Bono o Bob Geldorf. Ellos son lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta que existe ese equilibrio complicado entre el deseo de modificar algo, la capacidad de hacerlo y el mecanismo necesario. Se pueden hacer declaraciones y es fácil quedarse fuera de todo y hacer críticas, pero nada cambia.

¿Nada?
La verdad es que cuando organizás un gran concierto la mayoría de la gente sólo quiere pasar un buen día. No escucha con tanta atención las complejidades de estas discusiones, porque realmente son agobiantes. Hay muchas cosas de la vida moderna que han sido creadas en un lenguaje que es imposible de entender... ¡por eso son tan importantes los abogados! Es ostensiblemente malo que la gente viva como vive, con una deuda externa que jamás podrá pagar. Pero la forma de resolverlo es mucho más complicada porque los poderosos lo han hecho así: para que no haya una solución de un día para el otro.
Ahora Elvis pide una tregua al grabador. Se le acaba de secar la garganta. Dice que estuvo dos veces, de paso, por Buenos Aires. "Fui a las Georgias del Sur, desde Ushuaia. La anterior pasé por Calafate y Trelew. También estuve en Chile, en Punta Arenas".

¿Te interesás en la música regional de los países que visitás?
Para ser sincero, no estoy demasiado familiarizado con los artistas nuevos. Quizá los brasileños más clásicos han logrado llegar al hemisferio norte porque músicos de jazz se han sentido atraidos por sus ritmos. La comprensión de la gente de mucha de la música latina empieza recién en Cuba. También hay intercambio entre Texas y México, pero muere ahí. Ya me cuesta seguirle el ritmo a todos los discos que salen en Inglaterra y EE. UU, pero me consta que hay buena música en todo el mundo. Lamentablemente, no tengo facilidad para aprender otros idiomas.

¿Qué tipo de música estás escuchando ahora?
De todo, por supuesto. Ahora soy un esclavo del iPod: esas maquinitas son una gran cosa. Antes solía ocupar buena parte de mi equipaje con una valija llena de discos. Ahora llevo un aparatito del tamaño de un paquete de cigarrillos que contiene todo lo que quiero escuchar. Puede ser Schubert o Johnny Cash, según mi ánimo.

Trabajaste con Paul McCartney y Burt Bucharach. ¿Con qué otro músico te gustaría trabajar?
Nunca tuve la ambición de trabajar con nadie. Esa es la verdad. Esas oportunidades me llegaron por casualidad y me alegra mucho de que así haya sido. No tengo ninguna lista secreta de músicos con los que aspiro a trabajar.